Dicen
que uno de los viajes que hay que hacer, al menos una vez en la vida, es el
camino de Santiago. La gente lo recomienda no solamente por las cuestiones de
fe de mucha gente, sino porque es una manera de encontrarse con uno mismo, de
reflexionar, de ponerse una meta y alcanzarla. En suma, de ser operativos con
la situación y de saber que estamos haciendo algo que cuesta esfuerzo y en
donde vamos a estar solos para conseguirlo. Y eso sí que interesa, y no poco. Superación
personal lo llaman algunos.

Por
otra parte también has de ser consciente de una cuestión esencial: se puede contactar con
una página que lo tiene todo con respecto a este viaje. Así podrás
gestionar el carné de peregrino, conocer qué albergues puedes encontrar en la
ruta, saber por dónde transita esta senda mágica, etc. Nunca como hasta ahora
se había puesto tan de manifiesto la utilidad de un recurso como éste, así que
tenerlo en cuenta no es sino lo mejor y más conveniente, porque de otra manera quizá
podamos tener problemas para dejarlo
todo atado y bien atado.
Por
supuesto, lo ideal en estos casos es tener claro que ahora mismo comenzar una
senda como el camino de Santiago es algo excelente. Podemos hacerla a pie, a
caballo, con bicicleta. Podemos hacerla corriendo, deprisa, cubriendo etapas
con rapidez. O podemos ir más despacio, parándonos a hacer fotos, a admirar el
paisaje. Todo ello dependerá de lo que estemos buscando a la hora de comenzar a
andar hacia Santiago. Pero tengamos en cuenta una cuestión fundamental:
programarlo todo de antemano no es una buena decisión, es algo completamente lógico
y obligatorio si lo que pretendemos es que las cosas nos salgan medianamente
bien. De lo contrario estaremos incurriendo en problemas serios, como falta de
disponibilidad en hoteles o albergues, que se nos eche la noche en mitad del
trayecto, etc. Así que a la hora de ponerse a andar... ¡Decisiones acertadas,
por favor!
No hay comentarios:
Publicar un comentario