Cuando
algo es tan evidente que salta a la vista decimos que es lógico, normal o que
es una verdad de Perogrullo. Una nevada fría, una lluvia que moja o un calor
que hace sudar lo son. Toparnos con un amigo o conocido en el médico suele ser
síntoma de que éste está enfermo, más o menos como nosotros. Y sin embargo,
caemos en la reiteración una y otra vez, preguntando por la salud en el hospital
o quejándonos del frío que hace tras la nevada de quince centímetros de hace
una hora.
Uno
de los campos en los que más situaciones de este tipo se producen es en el de
los negocios, donde algunos empresarios desconocen cosas tan evidentes y
sabidas que es un poco sorprendente que una y otra vez se comentan faltas tan
fácilmente eludibles. Vamos a ilustrar lo que decimos con un ejemplo. Tenemos
un stand de cartón pluma preparado para ofrecer a los clientes de un
supermercado nuestro producto. Si le preguntamos a cualquiera nos diría que
para que esa venta se pueda llevar a cabo hace falta una persona que se
encargue de ofrecer a los clientes el objeto en cuestión. No sólo eso: un
vistazo rápido a una página online de búsqueda de azafatas nos va a permitir encontrar
las que necesitamos para nuestro negocio. ¿Sencillo, verdad? Pues bien, algunos
no lo tienen tan claro. Veréis por qué decimos esto.
Hace
poco vimos en un conocido centro comercial de La Mancha una promoción bastante
curiosa. Decimos curiosa porque el producto que se ofrecía a la venta era muy
atractivo, a buen precio y con una presencia más que correcta. El stand también
había sido cuidado al detalle, resaltando las bondades de lo que se vendía y
presentando unos colores llamativos que evitaban la estridencia. Todo era
perfecto para que la promoción fuese un éxito, pero fallaba una cosa: la
persona encargada de hacernos llegar la información. Era joven, inexperta,
seguramente contratada con prisas e improvisación. Sentada en una silla, veía
pasar a los clientes con abulia, casi con pereza, mientras mandaba mensajes a
través de su Smartphone. Un desastre, vamos.
¿Se
hubiera podido evitar esto? Naturalmente que sí. Una buena programación de la
promoción de ventas y una visita a la guía de azafatas anteriormente citada nos
habría dado la solución perfecta a nuestras intenciones comerciales. Así que si
este es tu caso y necesitas darte a conocer hazlo a través de profesionales y
no recurras a la improvisación o a las prisas porque no suelen dar buen
resultado.
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