Hace
no mucho tiempo era muy común tener en las casas particulares un baúl en el que
se guardaban todo tipo de cosas, desde mantas y vestidos de antaño a
candelabros de bronce, esculturas de porcelana brillante o libros escolares de
nuestros padres. Ese baúl, forrado de papel, con herrajes de metal y con un
olor muy particular de añejo y cerrado, era un objeto tan cotidiano que no le
prestábamos atención, pero hoy en día se ha convertido en un recurso decorativo
de primer nivel porque nuestras pertenencias las trasladamos de otra manera. Y
no cabe la menor duda de que actualmente las cambiamos de sito de forma intensa
porque hemos retornado a ser, a nuestro pesar, emigrantes.
Hemos
vuelto a hacer las maletas (ahora con ruedas y refuerzos de plástico en las
esquinas) para forjarnos un futuro fuera de España. Las imágenes no son en
blanco y negro y la utilización masiva de aviones para el traslado a nuestros
destinos foráneos ha sustituido a los antiguos barcos que partían del puerto con
un lamento profundo. Pero el contenido es el mismo, es decir, personas que
tienen que mudar su vida a otro sitio
para poder seguir respirando.
En
ocasiones nos preguntamos cómo llevar a cabo este traslado. No es nada sencillo
meter toda una vida en la caja de un camión y cambiarnos de población, de país,
incluso de continente. Menos mal que para estos casos contamos con empresas que
nos facilitan la mudanza, como es el caso de www.jesmatrans.es.
Cuando decidimos irnos a vivir al extranjero no somos conscientes de lo mucho
que hay que movilizar para poder hacer realidad esta cuestión: muebles, libros,
objetos personales, incluso ese regalo que nos hicieron y que no nos gusta pero
que tampoco queremos tirar... Todo ello es parte de nuestras vivencias y todo
ello forma parte de lo que somos, así que tenemos que cambiarlo de sitio y
hacerlo confiando en una empresa que sea rigurosa.
Seguramente
cuando hayan pasado unos meses nos habremos situado de forma casi total en ese
país extranjero que en primera instancia nos resultó tan chocante. Pero sabemos
que es muy complicado comenzar de nuevo, levantarse todas las mañanas en un
sitio que no es el tuyo y saber que a miles de kilómetros tienes tu infancia y
tu juventud, tus raíces, las cuales te siguen llamando. Esperemos que cuando
vuelvas (porque todos tendemos a regresar, de una forma u otra) todo siga tal y
como lo recordabas. Aunque claro, tú ya no serás el mismo.
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