lunes, 14 de enero de 2013

Sabores de antaño, vivencias de hoy



La primera vez que oí un refrán fue de los labios de mi abuelo. Creo recordar que estábamos cenando en su casa y alguien comentó que no le gustaban las patatas. Entonces el padre de mi padre, con ese humor que le caracterizaba, recitó ese dicho tan de nuestro país que dice que si a la noche no hay olla, más vale pan y cebolla que acostarse sin cenar. Tras un breve momento de vacilación en el que no sabíamos qué hacer, toda la mesa prorrumpió en risas, porque la efectividad del refrán había sido contundente. Yo era demasiado pequeño para entender qué había pasado, pero recuerdo la escena porque me impactó y porque me gustó mucho que mi abuelo pudiera resumir la situación de una forma tan resumida y certera.
Y eso es precisamente lo que son estas citas deliciosas que vienen de nuestra tradición más antigua y genuina, que han traspasado las fronteras del tiempo para seguir vivos después de tanto tiempo. Y lo consiguen gracias a páginas como refranesysusifnificado.com, una Web con todo el refranero castellano ordenado por letras y por intereses y, lo que es más interesante, con una sucinta explicación de qué quiere decir cada una de estas sentencias.
Porque está clara una cuestión fundamental: si no ponemos empeño, al final todo lo que conforma nuestras raíces, nuestra esencia, nuestra personalidad, lo que nos hace ser lo que somos, todo eso puede perderse en las taimadas redes de la era globalizada. Nuestros hijos no utilizan el lenguaje como lo utilizábamos nosotros a su edad, y a la hora de expresarse por escrito recurren a la utilización de tantas abreviaturas que es casi imposible entender qué pone en un mensaje de texto. Por eso es tan importante la labor de la página que hemos citado, pero también es fundamental que seamos nosotros mismos los que impulsemos la utilización de estos recursos como método de recuperar la sabiduría popular.
La modernidad nos ha dotado de un mundo sin cables en el que la tecnología nos hace la vida más sencilla, pero también nos ha quitado la autenticidad de nuestra cotidianeidad y nos hace ser más vulnerables a los extranjerismos y a las modas que vienen de fuera. Por eso hoy queremos reivindicar el papel auténtico de los refranes, su necesidad en nuestra cultura local, provincial, autonómica o incluso nacional, y su papel como eslabones de una cadena sólida que nos une con nuestras raíces. Por eso sigo recordando con cariño aquella noche de cena familiar, y por eso aún sonrío cuando vuelvo a oír a mi abuelo recitando con calma aquel refrán que dio pie a mi amor por los dichos populares. 


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