La
primera vez que oí un refrán fue de los labios de mi abuelo. Creo recordar que
estábamos cenando en su casa y alguien comentó que no le gustaban las patatas.
Entonces el padre de mi padre, con ese humor que le caracterizaba, recitó ese
dicho tan de nuestro país que dice que si
a la noche no hay olla, más vale pan y cebolla que acostarse sin cenar. Tras
un breve momento de vacilación en el que no sabíamos qué hacer, toda la mesa
prorrumpió en risas, porque la efectividad del refrán había sido contundente.
Yo era demasiado pequeño para entender qué había pasado, pero recuerdo la
escena porque me impactó y porque me gustó mucho que mi abuelo pudiera resumir
la situación de una forma tan resumida y certera.
Y
eso es precisamente lo que son estas citas deliciosas que vienen de nuestra
tradición más antigua y genuina, que han traspasado las fronteras del tiempo
para seguir vivos después de tanto tiempo. Y lo consiguen gracias a páginas
como refranesysusifnificado.com, una Web con todo el refranero castellano ordenado
por letras y por intereses y, lo que es más interesante, con una sucinta
explicación de qué quiere decir cada una de estas sentencias.
Porque
está clara una cuestión fundamental: si no ponemos empeño, al final todo lo que
conforma nuestras raíces, nuestra esencia, nuestra personalidad, lo que nos
hace ser lo que somos, todo eso puede perderse en las taimadas redes de la era
globalizada. Nuestros hijos no utilizan el lenguaje como lo utilizábamos
nosotros a su edad, y a la hora de expresarse por escrito recurren a la
utilización de tantas abreviaturas que es casi imposible entender qué pone en
un mensaje de texto. Por eso es tan importante la labor de la página que hemos
citado, pero también es fundamental que seamos nosotros mismos los que
impulsemos la utilización de estos recursos como método de recuperar la
sabiduría popular.
La
modernidad nos ha dotado de un mundo sin cables en el que la tecnología nos
hace la vida más sencilla, pero también nos ha quitado la autenticidad de
nuestra cotidianeidad y nos hace ser más vulnerables a los extranjerismos y a
las modas que vienen de fuera. Por eso hoy queremos reivindicar el papel
auténtico de los refranes, su necesidad en nuestra cultura local, provincial,
autonómica o incluso nacional, y su papel como eslabones de una cadena sólida
que nos une con nuestras raíces. Por eso sigo recordando con cariño aquella
noche de cena familiar, y por eso aún sonrío cuando vuelvo a oír a mi abuelo
recitando con calma aquel refrán que dio pie a mi amor por los dichos
populares.
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