El
vino es el rúbeo licor que nos transporta a la cultura mediterránea, el líquido
con el que se ungían las estatuas de las deidades, la bebida de romanos y
griegos... El vino es un manjar que marida con carnes, pescados, mariscos,
ensaladas, quesos y un montón de productos más. El vino es pasado, presente y
futuro, es un ánfora en el fondo del mar Mediterráneo, es un decantador de
cristal y unas copas de pie alto, es una botella de vidrio con un tapón de
corcho...
Espera,
¿alguien ha dicho corcho? En efecto, este producto es imprescindible para
obtener una calidad contrastada que nos permita conservar este licor (que en
realidad es considerado un alimento por su tradición dentro de la cultura
gastronómica meridional) de la mejor manera posible. Y en ese campo saben mucho
en una empresa excepcional que trabaja con las mayores garantías de
satisfacción y que ofrece una calidad que se puede contrastar a poco que se
degusten los vinos que han tenido el acierto de preservar su sabor y su aroma
con tapones corcho de Gruart La
Mancha.
La
verdad es que nos alegra que un negocio de nuestro país sea puntero en la
tecnología necesaria para llevar a cabo unos tapones de corcho bien rematados y
con la mejor calidad. Y no lo decimos por decir o por inexperiencia, sabemos de
buena tinta que muchísimas bodegas españolas confían en la calidad que Gruart
La Mancha les ofrece. Y no hace falta decir que en nuestro país hay muchas
fábricas de vino, eso salta a la vista...
Cualquier
profesional de la hostelería o cualquier entendido en vinos nos va a decir, sin
ningún género de dudas, que la diferencia de conservación de un caldo según sea
el tapón de corcho o no es notable. El producto natural es más adecuado, ya que
sella la boca pero permite cierta oxigenación, y es idóneo para que todos los
taninos y características de un vino de paladar exquisito sigan latentes en la
botella incluso habiendo pasado varios años.
Por
eso nuestra recomendación, como consumados bebedores de este líquido de dioses,
de este fragante licor, de este alimento de la cocina mediterránea, de esos
matices de frutos rojos, de roble francés, de bocoyes panzudos, de fudres
repletos, nuestro consejo decíamos es que no renuncies a la enorme calidad que
un tapón de corcho te va a proporcionar. De hecho puedes hacer tú mismo la
prueba. Compra dos vinos similares con tapones de distinta composición y
comprueba por ti mismo, al escanciarlo y posteriormente servirlo, cómo la cosa
cambia de forma evidente. No tenemos que decirte cuál es la mejor elección,
¿verdad?
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